Onomatopeya de un despertador, por LeMarek

domingo, 20 de abril de 2008 |

Sueños de Mar, LeMarek


“Pipipiiií, pii, piiiii… Pipipiiií, pii, piiiii…”

Despertar. No de un profundo sueño donde tus palabras callan y tu mente no deja de girar… No de una pesadilla donde corres angustiado sin saber cuál es la última parada. Despertar quiero decir golpear con fuerza tus sienes sintiendo que algo ya no tiene sentido. Que la desconexión fue un éxito y el sueño triunfó sobre la dureza de un mundo cada vez más desorbitado. Despertar quiero decir, sin más, despertar.

Alguna vez, hace mucho tiempo –quizás no tanto- me propuse romper con la fragilidad de mi mente. En mi amor propio quise encontrar la verdadera realidad de mi existir humano y en mi caparazón de cota de malla quise descansar de angustias que eran ya casi un candado a la desesperación.

Lo alcancé. Logré llegar a ese punto culminante de indiferencia hacia esas nubes de humo negro que en días alternos alteraban mi existencia. Conseguí despojarme de aquella estúpida sinrazón y asomarme a un precipicio aún con menos sentido que todo aquello. Vistas hermosas, una sensación de inhalar energías de cordón umbilical a cada paso. Una carne de gallina capaz de conquistar al más sumiso. Un verdadero trago del agua en el manantial de la eterna juventud.

Y, de nuevo, nuevo como nunca, un día te da por sacar la cabeza, por retirarte de ese precipicio que tomado con cautela puede ser francamente estimulante. Como un estupefaciente secreto que crece en nuestros corazones sin más propósito que hacernos un poquito más valientes.

Ahora, que ya no sufro si no encuentro el sentido. Ahora, que no me preocupan las pequeñas miserias del día a día. Ahora, que no salgo más que a dejarme sorprender por los detalles más insospechados. Ahora, que ya me cansé de no pensar más que en el arte de sobrevivir. Ahora, que sólo lucho por vivir. Ahora, despertador de sueños…


“Pipipiiií, pii, piiiii… Pipipiiií, pii, piiiii…”



Andrew LeMarek


Barcelona, 24 de noviembre de 2007